Circular por la Garganta de Escuaín

Circular por la Garganta de Escuaín. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido tiene cuatro valles principales: Añisclo, Ordesa, Pineta y Escuaín. De los cuatro, el menos visitado es el valle de Escuaín. Así que, si buscamos tranquilidad en Ordesa en un día de verano, este es un buen lugar al que acudir.

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Garganta de Escuaín.

La Garganta de Escuaín es un cañón surcado por el río Yaga, encajado entre el Castillo Mayor (2.014 m) al Sur y la Sierra de las Sucas al Norte, que la separa del valle de Pineta. En la cabecera del valle encontramos las montañas calcáreas de las Tres Marías, solitarios picos siempre a la sombra del macizo de Monte Perdido.

Esta ruta circular visita las dos poblaciones situadas en la parte alta del valle, a uno y otro lado de la garganta: Escuaín y Revilla. Además recorre todo el valle hasta el final de la garganta, donde se encuentra el puente de los Mallos. La vuelta se realiza por la llamada “senda colgada” o «faja Cazcarra«, una estrecha y abrupta senda que recorre la garganta a través de una faja en la pared de la misma.

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Croquis detallado. Fuente: Wikiloc / IGN.

Una ruta de media montaña con un desnivel contenido que permite conocer el valle y visitar los rincones más bonitos del lugar.

Detalles del itinerario

Llegamos a Escuaín cerca de las 10 de la mañana tras sufrir un buen rato la tortuosa carretera que llega a este pueblo desde Puértolas, una carretera de esas en las que solamente cabe un coche y vas rezando para no encontrarte con nadie en cada curva.

Aparcamos poco antes de llegar al pueblo en un parking más o menos grande y comenzamos a caminar por la carretera en dirección a Puértolas, unos 800 metros, hasta dar con un desvío bien señalizado que sale a mano izquierda.

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Bajando al cauce del Yaga.

Esta senda desciende al cauce del río Yaga. Es un camino muy bonito que atraviesa un frondoso bosque de hayas y bojes. Perderemos unos 200 metros de desnivel y alcanzaremos la orilla del río Yaga. Antes de llegar a la orilla, veremos el desvío a mano derecha que nos conduce al Hospital de Tella, otra bonita ruta para realizar en primavera u otoño.

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Bonita poza junto al paso rocoso que nos permite cruzar el río.

Toca cruzar el río, una operación muy sencilla en verano pero que puede complicarse en épocas en las que haya un mayor caudal como primavera o después de fuertes tormentas. Esto provoca que sea recomendable hacer la ruta en este sentido (antihorario), ya que si no podemos cruzar el río estaremos a un par de kilómetros del coche.

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La bonita senda que nos lleva a Revilla.

Cruzamos el río saltando un par de piedras y en el otro lado conectamos con la senda que sube a Revilla o Rebilla. Otro camino precioso. Tiene un corto tramo algo expuesto donde han colocado un pasamanos pero es innecesario a no ser que tengamos un vértigo atroz.

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Peña Montañesa y valle del río Yaga aguas abajo de la Garganta de Escuaín.

Poco a poco vamos remontando metros hasta alcanzar un amplio parking ya en la carretera que conduce a Revilla. Caminaremos ahora carretera arriba para llegar a Revilla. Realmente no es necesario entrar al pueblo, que queda a mano derecha colgado en una ladera, no obstante, decidí acercarme para visitar su bonita iglesia.

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Bajo la iglesia de Revilla.

El pueblo es muy pequeño pero tiene casas muy bonitas y bien arregladas. Según las estadísticas tenía 8 habitantes censados en 2005. Seguramente apenas quede gente viviendo en invierno y la mayor parte de las casas sean segundas residencias.

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Castillo Mayor desde la iglesia de Revilla.

Tras la visita al pueblo, volvemos a la curva de la carretera donde arranca la llamada «senda de los miradores de Revilla«, uno de los grandes clásicos de esta zona de Ordesa donde es habitual encontrar turistas si venimos en verano.

La senda es, nuevamente, muy muy bonita. Sin apenas ganar altura, iremos bordeando las paredes de la garganta. Tras cruzar el barranco de Consusa (seco), alcanzaremos el primero de los miradores que se asoma a un amplio meandro de la garganta. Junto al mirador, se encuentra el desvío a la ermita de San Lorién, un viejo templo arruinado situado en un abrigo de roca del que apenas queda un muro.

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Garganta de Escuaín desde el segundo mirador.

Tras visitar el primer mirador, seguiremos caminando en leve ascenso y veremos el desvío al segundo y último. Este segundo mirador se asoma al oeste y permite ver la garganta en toda su plenitud, así como el circo que conforma el Barranco Angonés. Espectacular.

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Dura subida tras pasar por el segundo mirador.

Tras echar muchas fotos, volvemos al camino. Ahora giraremos a la izquierda y comenzaremos el tramo más duro del día, un fuerte ascenso por un estrecho sendero. En algún punto han colocado unas escaleras de madera que ayudan a superar el desnivel…

Terminada la subida, saldremos a una amplia meseta y alcanzaremos un cruce de caminos muy importante. A la derecha, volvemos a Revilla y a la izquierda vamos a Escuaín por  los senderos que recorren la garganta. Tomamos el camino de la izquierda.

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Preciosa senda antes de llegar al Barranco Angonés.

Por una cómoda senda nos iremos adentrando en la Garganta de Escuaín. En primer lugar, y tras atravesar un frondoso bosque, alcanzaremos el Barranco Angonés que cruzaremos por un puente metálico.

Seguiremos dirección oeste y en leve ascenso. Pasaremos ahora por una zona de abrigos de roca que fueron utilizados en el pasado por los pastores para guardar el ganado y avanzaremos sin descanso y sin dificultades. El camino es maravilloso.

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Zona de terrazas de hierba, camino al Puente de los Mallos.

El bosque deja paso a una zona de terrazas de hierba y el camino se endurece un poco. Pasaremos por varios cruces de caminos y veremos dos desvíos (el primero al refugio de Foratarruego y el segundo a Gurrundué), es complicado perderse ya que están bien señalizados por la cartelería del Parque Nacional. Eso sí, debemos tener claro que nuestra dirección es Escuaín pasando por el Puente de los Mallos.

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Abrupta bajada, antes de alcanzar el Puente de los Mallos.

Llegaremos a la cota 1500, punto más alto de la ruta y giraremos a la izquierda para comenzar un fuerte descenso. La bajada es muy empinada y los bastones son muy recomendables para evitar resbalones. Yo no llevaba y usé los troncos de boj que había a cada lado del camino. Cuidado con hielo, nieve o terreno mojado.

Tras esta bajada, pondremos rumbo al Puente de los Mallos por un sendero bastante más cómodo y, nuevamente, a la sombra del tupido bosque.

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Cómodo tramo antes de entrar en la senda colgada o Faja Cazcarra.

Cruzaremos el abismo del barranco de Gurrundué (o río Yaga ya, según algunos mapas) por el ya mencionado Puente de los Mallos. Al otro lado, encontraremos un cruce de caminos muy importante. A la derecha, iremos a Escuaín por la pista de La Valle atravesando las bordas de San Salvador, es el camino que recomienda el Parque Nacional para hacer la circular. A la izquierda, no hay cartel, pero este camino nos llevará también a Escuaín por la senda colgada o Faja Cazcarra. Es el camino elegido.

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Senda colgada, siempre a la sombra.

Este sendero no tiene, oficialmente, mantenimiento por parte del Parque Nacional y por ese motivo no esta señalizado. Hay que tener en cuenta que esto nos puede costar algún «susto» como encontrar un gran árbol caído en mitad del camino o toparnos con un desprendimiento. Es una zona muy abrupta…

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Senda colgada, en el tramo final. El perro tiene que ir atado al encontrarnos en Parque Nacional.

El sendero, en su primer tramo, es cómodo y desciende levemente. Es estrecho y recorre un estupendo bosque de hayas donde el verdor se conserva intacto. Pero pronto comenzará a hacerse más abrupto y escarpado con algún subibaja bastante potente. No recomiendo hacer este tramo de la ruta en invierno o con hielo o nieve.

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Grandes vistas a la Garganta de Escuaín.

Se nota que el terreno es complejo ya que en este tramo avanzamos mucho más lento. Si al llegar al Puente de los Mallos estamos cansados o nos queda poca agua, es mejor que volvamos por la pista pues esta senda puede darnos «la puntilla».

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Barranco Angonés al otro lado de la garganta.

El sendero, que hasta ahora ha discurrido siempre por bosque, termina saliendo a un claro y nos permite ver la garganta en todo su esplendor. A pesar de ser una faja, no hemos tenido sensación de caminar por un sendero colgado casi en ningún momento ya que la mayor parte del tiempo vamos «metidos» en el bosque.

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Paso de la cadena, antes de llegar a Escuaín.

Pronto conectaremos con el camino señalizado que baja a la surgencia del Yaga desde Escuaín. Cuando lleguemos a este cruce, giraremos a la derecha para subir al pueblo.

Nada más girar, veremos un pequeño paso rocoso equipado con una cadena. El paso es sencillo pero la roca está tan pulida que resbala. Es mejor caminar unos metros hasta llegar al extremo de la roca y realizar una corta trepada sin ayuda de la cadena.

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Escuaín.

Superado ese paso, un precioso sendero nos devolverá a Escuaín, finalizando así esta magnífica ruta circular en un entorno espectacular.

Datos técnicos

Distancia recorrida: 17,1 kilómetros

Desnivel positivo: 900 metros

Tiempo neto: 3 horas y 15 minutos (entrenamiento de carrera de montaña)

Fecha de realización: 05/08/2020

Track Wikiloc

Cartografía: Parque Nacional Ordesa Monte Perdido. Editorial Alpina. Escala: 1:25.000

Algunos links interesantes

El siempre interesante blog de Alberto Martínez Embid, en Desnivel, dedica una entrada a relatar las andanzas del geógrafo Franz Schrader por Escuaín y su garganta a finales del siglo XIX. Un relato que refleja otra época muy distinta en la que el pueblo estaba lleno de vida y actividad.

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2 comentarios sobre “Circular por la Garganta de Escuaín

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  1. Hola.

    Bonita circular, como bien comentas, está es la zona menos masificada del Parque Nacional, la mayoría visitan el cañón de Añiclo y se dejan está espectacular garganta.

    Yo hace bastantes años que la hice, la faja Cazcarra no siempre está abierta, así que cuando lo está hay que aprovechar.

    Un saludo

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    1. Hola Eduardo, sí, lo tiene todo… Bonita, con muchos kilómetros de senda a la sombra y muy solitaria.

      La faja Cazcarra estaba abierta, al menos no había ningún cartel que prohibiera el paso, eso sí, había bastantes árboles caídos. Vendría bien que alguien pasara la motosierra por ahí.

      Un saludo!!

      Me gusta

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