Parque Natural das Fragas do Eume. Galicia.
Las «fragas» son los bosques atlánticos autóctonos de Galicia, bosques que poblaban la región antes de que los famosos eucaliptos comenzaran a colonizar Galicia a mediados del siglo XIX cuando fueron traídos desde Australia.

De todos los bosques autóctonos, el de las Fragas do Eume, en la provincia de La Coruña, es uno de los mejor conservados y también de los más conocidos. Protegido con la figura de Parque Natural desde 1997, se extiende por el tramo final del río Eume, desde el pantano o Encoro do Eume hasta su desembocadura en Pontedeume, en la Ría de Ares.

La ruta de hoy recorre dos de las sendas más conocidas del parque: la senda Encomendeiros y la senda Ventureira, visitando también el Monasterio de Caaveiro, situado en pleno cañón del río Eume, en el corazón de la reserva.
Detalles del recorrido
Sobre las 10 de la mañana llegamos a Pontedeume. Desde esta población, por una carretera estrecha, nos acercamos hasta la entrada del Parque Natural. Nada más pasar el centro de interpretación, unos 500 metros más adelante, encontramos un parking y una barrera que impide el paso a vehículos particulares. Nuestra intención era aparcar en el refugio de Cal Grande, 2 kilómetros río arriba pero no va a ser posible… en verano hay restricciones de tráfico para evitar la saturación del cañón.
Dejamos el coche y comenzamos a caminar por la carretera. A pesar de ser un camino asfaltado, la belleza del paisaje asombra desde el primer momento. El río Eume, caudaloso y de aguas extraordinariamente limpias, discurre paralelo a la carretera.

Pronto alcanzamos el refugio de Cal Grande. Junto a él, un puente colgante nos permite pasar al otro lado y conectar con la senda Encomendeiros, camino que asciende río arriba hasta alcanzar el Monasterio de Caaveiro.
Sorprende la cantidad de pescadores que hay en las orillas del río. El río Eume es conocido por la calidad de sus aguas y en él se pueden pescar truchas, reos y salmones.

El día es complicado a nivel meteorológico. Llueve de forma intermitente y hace fresco, unos 16ºC. Parece que estamos a finales de octubre, aunque realmente estamos a mediados de agosto. Las brumas y la lluvia le dan un toque muy especial a la ruta, parece que nos hemos trasladado a Irlanda…

La senda es bastante cómoda. Tiene un primer tramo de poco más de 3 kilómetros que une el puente colgante de Cal Grande con el puente colgante de Fornelos. Es el tramo más agradable y sencillo pues apenas tiene desnivel positivo.

En la senda Encomendeiros, a pesar del mal día, hay bastante gente. Se nota que estamos en verano. Muchas personas hacen una sencilla circular uniendo los dos puentes colgantes y volviendo por la carretera.

Tras dejar a mano derecha el puente colgante de Fornelos, tendemos por delante un nuevo tramo de 2 kilómetros y medio hasta el monasterio de Caaveiro. Es un tramo algo más abrupto que el anterior…

El camino presenta un pequeño tramo muy breve donde se salva un fuerte desnivel. El ascenso es empinado y se puede complicar un poco si hay mucho barro. Para descender, han colocado unos cuerdas fijas que pueden venir bien si el terreno está resbaladizo. Afortunadamente, el tramo es muy corto y apenas se ascienden y descienden 50 metros de desnivel… pero es intenso.

Tras este paso, alcanzaremos pronto el desvío al monasterio de Caaveiro. Subiremos por una senda que discurre junto al río Sesín, afluente del Eume. El camino es muy bonito, pues atraviesa un bosque frondoso y muy fresco.

A través de un zig-zag ganaremos metros y llegaremos a un bello puente románico que cruza el río Susín y nos deja a las puertas del monasterio. Merece la pena descender hasta el cauce para poder fotografiar el puente desde abajo.

Y llegamos al Monasterio de San Xoan de Caaveiro, con más de 1.000 años de historia. Afortunadamente ha sido restaurado y se encuentra en buen estado. Algunas de las construcciones del recinto se han habilitado como museo o como centro de interpretación.
El acceso rodado al monasterio está cerrado ahora en verano, pero hay autobuses que salen desde el centro de interpretación cada poco tiempo. Esto hace que en el monasterio haya muchos turistas, nada que ver con el resto de la ruta, que es relativamente tranquila.
Destacar, por último, que junto al monasterio hay un edificio con bar y baños públicos (limpios) donde podemos hacer una parada técnica.
Volvemos a la ruta. En este punto, comienza la senda Ventureira de menor valor paisajístico que la senda Encomendeiros que acabamos de hacer.

La senda pasa a ser una pista, lo que resta bastante encanto a la ruta. Subiremos por ella algunos kilómetros hasta conectar con una carretera o pista asfaltada que sube al pueblo de A Capela. Por ella, bajaremos hasta la vieja Central da Ventureira, antigua central hidroeléctrica construida a principios del siglo XX y ahora en estado de ruina.
El entorno aquí está bastante humanizado y deteriorado: edificios, puentes desvencijados, cables… sin duda es la parte menos agraciada de la ruta.
Tras pasar por la Central da Ventureira llegaremos a la moderna Central do Eume. Afortunadamente, aquí la pista asfaltada acaba y volvemos a la senda. Este tramo de la senda Ventureira que une la Central do Eume con el Ponte de Santa Cristina (que da acceso al monasterio) vuelve a ser tan bonito como la senda Encomendeiros.

Atravesaremos un bosque muy bonito y descenderemos hasta otra central, la de San Bartolomé, perfectamente integrada en el paisaje. Un arroyo, conocido como Rego do Parrote, pasa junto a la central. Es una estampa salvaje y muy bonita, donde el verdor y la vegetación lo inundan todo.

Un nuevo tramo de senda por bosque comunica esta central con la pista asfaltada que viene del centro de interpretación, concretamente con el Puente de Santa Cristina. Son apenas 2 kilómetros, pero son kilómetros de gran belleza.

En el Ponte de Santa Cristina, los turistas se agolpan esperando al autobús de vuelta. Nosotros seguiremos rectos, por carretera, hasta llegar al Puente colgante de Fornelos. Decidimos hacerlo así para evitar el tramo empinado con sogas y el rodeo que habría que dar para volver por el monasterio de Caaveiro.

Ya siguiendo el mismo itinerario que a la ida, por la senda Encomendeiros, llegamos al Puente de Cal Grande y de ahí al coche.
Llegamos al parking a primera hora de la tarde, muy contentos por haber aprovechado el día a pesar de la meteorología y por haber descubierto un rincón tan bonito de Galicia.
Si alguien se ha quedado con ganas de más, es posible hacer otra circular en el tramo superior del río, desde la Central da Ventureira a la presa del Encoro do Eume. Esta ruta es más exigente y con tramos más técnicos y complicados, no es una ruta familiar.
Datos técnicos
Distancia: 21,3 km
Desnivel positivo superado: 400 m+
Tiempo neto: 5 horas y 30 minutos
Fecha de realización: 14/08/2019
Cartografía: Visor IGN
Algunos links interesantes
El Parque Natural de las Fragas do Eume cuenta con una buena página web que nos da mucha información para planificar nuestra visita. La localidad de Pontedeume, muy cercana al parque y conocida por su maravilloso puente que cruza la ría, es otro de los atractivos de la zona.
Este lugar, como muchos otros enclaves de Galicia, ha sido castigado con los incendios. En el año 2012, hubo uno especialmente importante que afectó a 750 hectáreas de la zona de A Capela y que no llegó a entrar en el corazón del parque.
La ruta no llega a entrar en la zona afectada por el fuego, pues queda en la parte superior del cañón, unos kilómetros más al Norte.
Deja una respuesta