Ascensión estival desde Baños de Panticosa por los ibones de Brazato.
El entorno del balneario de Panticosa está lleno de picos que no alcanzan los 3.000 metros de altura pero que gozan de rutas muy interesantes y de unas vistas espectaculares. Es el caso de este Pico Baciás, un dosmil situado junto al embalse de Brazato y muy cerca de la ruta GR-11.

Se trata de una ascensión con cierta dureza a nivel físico, pues se superan los 1.100 metros de desnivel positivo, pero con pocas dificultades técnicas lo que es complicado de encontrar en este entorno de alta montaña.

En el ascenso desde el balneario, a través del GR-11, nos toparemos con los ibones de Brazato. El camino es muy cómodo hasta la cota 2.500 y solamente a partir de ahí encontraremos ciertas dificultades en forma de caos de bloques que tendremos que ir sorteando.
EL RECORRIDO
Huyendo de la ola de calor, acabamos en los Baños de Panticosa, a más de 1.600 metros de altura. Son las 11 de la mañana y la temperatura ya es de 24ºC aquí. Esto de no madrugar tiene sus inconvenientes…

Comenzamos a caminar pasando por delante de diferentes construcciones, desde el elegante Gran Hotel hasta otras en estado de ruina. Al fondo a la derecha, unas escaleras nos conducen al inicio del sendero, bien balizado con carteles y con marcas blancas y rojas del GR-11.

Ya en el sendero, comienza un larguísimo zig-zag que nos permite alcanzar la cota 2000 de forma muy cómoda. Las largas lazadas que traza el sendero, hacen que la pendiente sea muy llevadera en todo momento.

El bosque cubre esta primera parte. Caminamos a la sombra y eso se agradece mucho en un día como hoy, con la que está cayendo…

En la cota 2000 el sendero comienza a torcer hacia el SE subiendo metros de forma moderada, pero siempre por camino cómodo, bien hollado. La vegetación va dejando paso a los pastos de altura y a la roca de forma progresiva.

Iremos evitando la barrera rocosa de los Picos del Serrato, que cierran la cuenca donde se asienta el embalse de Brazato por el Oeste.

A mano derecha, las vistas a los diferentes picos del Circo de Brazato se van abriendo: Foratula (2.581 m), Tablato (2.564 m), Serrato (2.695 m)…
Nos vamos aproximando al ibón. Un zig-zag nos permitirá ganar metros sin dificultades y acercarnos poco a poco a la presa del embalse o ibón represado de Brazato.

Sorprende el tamaño del mismo y el escaso caudal que porta, lo que afea un poco el entorno. Al otro lado del embalse, destacan el Pico Brazato (2.729 m). Encima de nuestras cabezas, está la Punta del Puerto (2.717 m) y, casi escondido, sin llamar la atención, aparece la suave ladera Oeste del Pico Baciás, nuestro objetivo de hoy.
Aprovechamos para hacer una parada junto al ibón y comer el bocadillo mientras disfrutamos con las vistas y con la suave brisa que refresca lo suficiente, estamos a casi 2.400 metros de altura.

Tras la paradita, retomamos la marcha. La senda comienza a subir de forma decidida y se encarama a una canal. En este punto, podemos rellenar las cantimploras con el fresco arroyo que cae por la canal.
El sendero se vuelve más incómodo y tendremos que apoyar la mano de forma puntual, aunque sin dificultades. Superada la canal, la senda se aproxima a un falso collado desde donde se divisan ya los ibones altos de Brazato, aunque no todos, solamente dos de ellos.

Desde este falso collado, también lograremos ver el Cuello Alto de Brazato (2.566 m), verdadero collado que comunica los Baños de Panticosa con el Alto valle del río Ara y el refugio de Bujaruelo. El camino hasta este collado se vuelve más arduo, teniendo que sortear algunos caos de bloques bastante sencillos.

Sin dificultades, alcanzamos el Cuello Alto de Brazato. Las vistas al macizo de Vignemale (3.299 m) son tremendas. Merece la pena detenerse un buen rato a fotografiarlo.

Los ibones de Batanes quedan un poco más abajo del collado, ya en la otra vertiente, pero no llegaremos a ellos. Giraremos en el mismo collado a la derecha y comenzaremos a seguir una hilera de hitos bastante evidente que conduce a la cima del Baciás.

Atravesaremos un amplio caos de bloques cruzando así en diagonal la ladera SE de la Punta del Puerto. Este es el tramo más incómodo de la ascensión. Sin alcanzar el collado que separa este pico del Baciás, tomaremos una débil senda que nos aproxima a la ladera Norte de nuestra cima.

Allí, siguiendo trazas de senda e hitos dispersos, por terreno incómodo pero sencillo, saldremos al hombro de la montaña. Ya en el cordal, que es ancho (no se le puede llamar cresta), haremos los últimos metros a cima sin ninguna dificultad, por un senderillo evidente.

En la cima, las vistas se abren al Sur, donde vemos muy cerca los ibones de Espelunz y mucho más lejos los tresmiles de Ordesa, con la pared Norte de los Gabietos-Taillón en primer plano.

Al otro lado, veremos los tresmiles de Panticosa, con el Garmo Negro (3.064 m) y el Argualas (3.044 m) bien diferenciados.
Tras un ratito arriba, es hora de volver al collado, con cuidado para no dejarnos los tobillos con tanta roca suelta. En el collado, haremos una nueva paradita para recuperar fuerzas de cara al descenso, que es bastante largo…

La bajada la haremos a ritmo tranquilo, disfrutando de las vistas pero sufriendo un poco por el calor. Especialmente nuestro perrete, que no paraba de buscar la sombra a cada paso.

Poco a poco bajamos los casi 1.000 metros de desnivel que hay desde el collado, alcanzando el balneario poco antes de las 7 de la tarde.
DATOS TÉCNICOS
Distancia: 14,2 km
Desnivel positivo superado: 1.105 m+
Tiempo neto: 6 horas
Fecha de realización: 23/07/2019
Cartografía: Valle de Tena. Editorial Alpina. Escala: 1:25.000
ALGUNOS LINKS INTERESANTES
El Balneario de Panticosa, punto de partida de esta ruta, es un lugar cargado de historia. Ya usado por los romanos, ha tenido distintas etapas de auge pero también de decadencia. En el siglo XIX se da la mayor época de esplendor y se construyen gran parte de los edificios que hay actualmente, algunos de ellos muy bonitos, con clara inspiración francesa. En este link se cuenta la historia de este lugar con bastante detalle.
Pero llegó el siglo XIX, la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis del ladrillo. En 2009, una gran inmobiliaria que había invertido hasta 60 millones en el balneario entra en concurso de acreedores y las obras de edificación quedan a medio hacer. Hoy en día, esas construcciones siguen ahí, en estado de abandono, afeando el paisaje como tantas otras obras faraónicas de esa década.
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