SENDERISMO EN LA PENÍNSULA DE DINGLE. COSTA OESTE DE IRLANDA
La Península de Dingle es una pequeña joya de la isla de Irlanda. Se encuentra en el condado de Kerry, cerca de la ciudad de Tralee y es un lugar que está ganando bastante fama en los últimos años. Y es que esta pequeña porción de territorio irlandés tiene casi de todo: mar, montañas, valles, lagos, carreteras estrechas, poca población humana y muchas ovejas. Irlanda en estado puro.

La ruta de hoy apenas tiene dificultad… Une la pequeña población de Ballyduff con el lago de Annascaul (también podemos verlo escrito como Lough Anscaul) a través del valle de Glennahoo, cruzando la península casi de Norte a Sur. A nivel de paisajes es una ruta brutal. El verde de estos valles y montañas es exagerado, el agua corre por cualquier rincón y la soledad que se respira nos hace sentir como unos auténticos privilegiados.

Esta ruta surgió casi de casualidad tras consultar la fantástica guía de montañismo de la península de Dingle que habíamos comprado unos meses antes y apenas habíamos mirado. El plan A era el Monte Brandon, techo de la península con 952 metros, pero el día salió muy malo, con lluvia y mucha niebla, así que hubo que rebajar las pretensiones. Una de las rutas más sencillas que proponía la guía era esta y además la cota máxima apenas superaba los 400 metros por lo que era ideal para evitar la niebla.
EL RECORRIDO
A las 11 de la mañana aparcamos junto al cementerio de Ballyduff, inicio de la ruta de hoy. Salimos a la carretera «general» y desandamos unos cientos de metros hasta llegar a una casa de campo de color blanco situada tras una curva pronunciada. Junto a ella, sale un camino ancho algo escondido que sube de forma suave.
Pronto el camino llanea e incluso desciende unos metros para internarse en el valle de Glennahoo. Este valle, de unos 3 kilómetros de largo es de origen glaciar a pesar de encontrarnos a unos 100 metros de altura sobre el nivel del mar.

Es un lugar bucólico, con ovejas trepando por cualquier ladera y el río zigzagueando en el fondo del valle. Recuerda lejanamente al valle de Aguas Tuertas en el pirineo aragonés.
Destaca a mano derecha el monte Gob an Iolair y sus laderas verdes de gran inclinación. Al fondo, el valle se cierra con un circo glaciar por donde bajan tres cascadas que conforman el río Glennahoo.

El camino en todo momento es ancho y cómodo y es utilizado por los ganaderos para transportar al ganado y demás. Nos cruzamos con un par de pastores de la zona y nos sorprende su amabilidad y cercanía. Lo malo es entenderlos, pues hablan realmente rápido…

El camino ancho termina junto al circo y una leve senda sale a mano izquierda. Está balizada con unos postes de color rojo y con inscripciones en gaélico. La senda no está muy marcada aunque se sigue sin dificultad pues su trazado es bastante evidente. Ganamos metros de forma rápida y dejamos abajo el río Glennahoo. Las vistas son fantásticas.

Avanzamos junto a un imponente torrente con un gran caudal que terminaremos cruzando por una zona de rocas, sin ningún problema. Ya al otro lado del torrente, seguiremos ganando altura al cruzar una ladera verde de fuerte pendiente en diagonal.

Al otro lado del torrente la pendiente del sendero disminuye y ascendemos cómodamente hasta lo que parece el collado. Pronto veremos que no es un collado sino una inmensa meseta o plateau completamente encharcado.

El tiempo, contra todo pronóstico, mejora de forma leve, las nubes se disipan y nos dejan ver las montañas que nos rodean. Todas ellas entre los 500 y los 800 metros de altura. Sus formas son redondeadas pero sus pendientes muy pronunciadas. Un paisaje muy diferente a todo lo que hemos visto en España.

Al comienzo de la meseta el sendero va desapareciendo. Hay unas balizas que nos ayudan a seguir en dirección al verdadero collado que da acceso al lago Annascaul. El único problema es que está todo muy encharcado y hay que andarse con ojo a la hora de echar el pie.
Sin apenas ganar altura, coronamos el collado a casi 400 metros de altura. Las vistas se abren hacia el sur de la Península de Dingle y vemos también el lago Annascaul por primera vez.

El descenso al lago se realiza por un sendero en zig-zag bastante encharcado y con abundante vegetación. El paisaje que nos rodea es impresionante, merece la pena detenerse unos minutos…

La estrecha senda nos deja en un puente. A partir de allí el camino mejora mucho. Avanzamos metros rápidamente para terminar llegando a la orilla del lago en unos minutos.

El lago sorprende por su tamaño. Aprovechamos para sentarnos un rato en su orilla, descansar y comer algo. El retorno es largo, aunque relativamente cómodo.
La vuelta la hacemos por el mismo camino, sin prisa pero sin pausa. El día irá mejorando un poco más e incluso llegamos a ver el sol en algún momento.

Al llegar a la meseta, la niebla da tregua y nos permite ver la redondeada cima de Beenoskee, una de las más altas de la península y de acceso fácil a diferencia de otras montañas de la zona.

Terminamos llegando al cementerio de Ballyduff a media tarde, todavía con tiempo de visitar el famoso Conor Pass, el puerto de montaña que comunica los dos extremos de la península, y el pueblo de Dingle, muy turístico y lleno de bares y pubs donde comer el tradicional «fish & chips» y tomar una buena pinta.

DATOS TÉCNICOS
Distancia: 18,5 km
Desnivel positivo acumulado: 615 m+
Tiempo neto: 5 horas
Fecha de realización: 03/08/2018
ALGUNOS LINKS INTERESANTES
Si vamos a visitar esta zona de Irlanda conviene echar un ojo a la web oficial. Como he comentado en otras entradas de nuestro viaje a Irlanda, conviene tener en mente unos cuantos planes para así poder elegir en función de la meteorología.

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