Ultra Trail Valle de Vió

El recóndito Valle de Vió, a las puertas del Parque Nacional de Ordesa y su Cañón de Añisclo, acoge desde hace varios años esta carrera de montaña que recorre sus pueblos y algunas de sus cumbres.

EL VALLE

Este valle, apenas poblado, se sitúa entre el valle de Broto y el del Cinca, a medio camino entre el eje axial del Pirineo y el prepirineo. Sus cumbres, apenas rebasan los 2000 metros pero son un mirador perfecto del macizo montañoso de Monte Perdido, que se sitúa a apenas  a unos kilómetros en línea recta y del resto de cumbres del Sobrarbe como Punta Suelza, Peña Montañesa o Cotiella.

Mondoto, Monte Perdido y Sestrales desde el collado de Vió, un día de invierno.

Buerba, es el lugar de salida y llegada de esta prueba. Es un pequeño pueblo de apenas 20 habitantes que, como todos los de esta zona, ha sufrido la despoblación del valle en las décadas pasadas. Gracias a las nuevas actividades relacionadas con el turismo y al tesón de sus habitantes, el pueblo vive una «segunda juventud» y ve como muchas de sus casas se recuperan y sus calles se llenan de vida cada fin de semana y, especialmente, cada verano.

Buerba, con la sierra de la Rayuala al fondo

LA CARRERA

La carrera posee unos números muy respetables: 60 km y más de 3000 metros de desnivel positivo. El perfil es muy interesante, con todo un kilómetro vertical en el kilómetro 20 con la ascensión al Mondoto:

Los primeros kilómetros son los más «tranquilos» si hablamos de desniveles. Discurren por la zona baja del valle, recorriendo los pueblos de Buerba, Gallisué y Vió. Entre los puntos más interesantes, encontramos el puente románico sobre el río Yesa, el camino de la Sardinera, y la visita al pueblo de Vió, uno de los más auténticos del Pirineo, con sus calles todavía sin pavimentar.

Iglesia de Vió

El descenso del altiplano donde se sitúa Vió y Buerba al fondo del valle ya nos va metiendo en ambiente. Una senda vertiginosa nos hace perder más de 400 metros de desnivel en un suspiro. Acto seguido, comienza la subida al bello pueblo de Sercué, uno de los más bonitos del valle, enclavado en una solana sobre un balcón natural, encima del mismo Cañón del Añisclo.

Sercué con Sestrales al fondo

La subida a Mondoto comienza nada más dejar Sercué. Es una bonita senda recuperada, dura pero con unas vistas espectaculares que, sobre la cota 1700, termina enlazando con el camino «de toda la vida» que sube a Mondoto desde Nerín y por donde bajaremos. Pero antes, debemos de coronar la cima de esta montaña: Mondoto (1957 metros), techo de la carrera.

Mondoto

Las vistas desde la cima son épicas, con el macizo de Monte Perdido completamente nevado apenas a unos kilómetros. Sin apenas descanso, comienza el descenso a Nerín. Descenso rápido, por buena senda.

Tras reponer fuerzas en la plaza del pueblo, toca un nuevo ascenso. Tomaremos camino a Cuello Gordo, pero no llegaremos hasta allí, en la cota 1700 nos desviaremos para gozar de un nuevo descenso, en zig-zag, hasta las inmediaciones del pueblo deshabitado de Buisán, que visitaremos antes de llegar a Fanlo, capital del valle y punto central de la carrera donde encontraremos un avituallamiento fundamental para recuperar las fuerzas.

Despoblado de Buisán

En Fanlo comienza un tramo muy bonito, la ascensión al monte Comiello por los bosques de su cara Norte. El pinar va dando paso a un hayedo muy bien conservado y casi escondido. Con menor fama que su vecino, el bosque de la Pardina del Señor, este camino es igual o más bonito, a buen seguro no dejará indiferente a ningún corredor.

Hayedo en Comiello

La ascensión a Comiello concluye y llegamos a su cima, coronada por un pequeño refugio de montaña donde encontraremos un nuevo avituallamiento. Vistas increibles de nuevo: Monte Perdido, Taillón, Cilindro…

Monte Comiello y la pista forestal por donde desciende la carrera

Toca ahora correr. Un tramo pistero y rápido de más de 5 kilómetros nos permitirá avanzar rápidamente hacia Yeba, último pueblo del valle que visitaremos. Es una bajada poco técnica, que permite apretar a aquellos que todavía «tengan piernas». Yeba es otro de esos pueblos auténticos y casi desconocidos del Pirineo, enclavado en la cara Norte del monte Nabaín, al otro lado de Boltaña, entre bosques y barrancos a unos 1100 metros de altura.

Yeba

En Yeba comienza un descenso hasta el puente románico que permite cruzar de nuevo el río Yesa. La senda avanza por una solana entre bosque mediterráneo para buscar el barranco del Cubo y antiguo molina de Buerba ya en ruinas. Desde el molino, quedarán unos 250 metros de desnivel positivo para alcanzar la plaza del pueblo. 2 kilómetros, cortos pero intensos que a buen seguro nos harán gastar las pocas energías que nos queden en las piernas.

Llegada a Buerba. Momento de descansar y saborear la victoria de terminar la carrera. Unas cervezas en el bar de la plaza para ir abriendo boca antes de la comida popular… un plan perfecto para pasar la tarde.

El Ultra Trail Valle de Vió es una carrera auténtica, familiar… como las de antes, en un Pirineo recóndito, tranquilo, alejado de las masificaciones. Os la recomiendo.

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