Circular por el piedemonte de la Peña Montañesa.
En la cara Sur de la Sierra Ferrera, muy cerca del monasterio de San Victorián o San Beturián, se encuentra la ermita rupestre de la Espelunga. Se trata de una ermita construida en una gruta de la montaña que se mimetiza perfectamente con el paisaje. Data del siglo XVII y fue rehabilitada recientemente. Se sitúa en el paraje original donde San Beturián emplazó su eremitorio allá por el siglo VI.
El lugar merece una visita por lo curioso y singular de la construcción, aunque no son menos espectaculares las vistas que ofrece de toda la parte Sur del Sobrarbe, especialmente del valle de la Fueva.
Aprovechamos la visita a la ermita, para alargar la ruta y trazar una circular uniendo los pueblos que se sitúan a los pies de la Peña Montañesa (Pueyo de Araguás, Los Molinos, Oncins y Torrelisa). De esta forma, realizaremos una excursión sencilla y disfrutona que nos llevará casi toda la jornada.
Detalles del recorrido
Llegamos a El Pueyo de Araguás pasadas las 10 de la mañana. El día es frío pero no es malo e invita a caminar. Tras una breve visita al pueblo, comenzamos a andar por la carretera que sube al pueblo. A los 100 metros de distancia, junto al cruce con la carretera que va a Torrelisa y a Araguás, veremos una pista que sale a la derecha. La tomamos.
La pista llega hasta una nave y pronto se convierte en una estrecha senda. Aquí comenzaremos a ver marcas blancas y amarillas, estamos en el PR-HU 43, sendero que une Aínsa con la mencionada ermita.
La senda desciende hasta un pequeño barranco. Vadeamos el cauce y seguimos por senda. En esta primera parte, alternaremos tramos de senda con otros de pista, siguiendo las marcas de PR, no hay pérdida.
Tras coronar un pequeño collado, comenzamos a descender por pista hasta conectar con la carretera que va de Aínsa a El Soto, un pequeño núcleo situado bajo la Sierra de Santa Catalina. Justo en ese punto, sin llegar a El Soto, veremos a mano izquierda una nueva pista que debemos tomar.
La pista se transforma en senda a los pocos metros y el camino gana en belleza. Sigue habiendo marcas blancas y amarillas que nos ayudan a orientarnos.
El sendero comienza a subir. Estamos subiendo al Cuello de San Beturián (882 m), collado que cruza esta pequeña Sierra de Santa Catalina y da acceso a la aldea de Los Molinos.
La subida es bonita, un zig-zag que asciende de forma llevadera y continuada a través del denso pinar. En poco tiempo llegaremos al mencionado collado que, además, es un cruce de caminos. Seguiremos dirección Norte, obviando la pista que atraviesa el cordal de la sierra.
Comenzaremos a descender por un precioso pinar, aunque pronto saldremos a una zona despejada donde el terreno se convierte en margas de escasa estabilidad. Descenderemos por una barranquera hasta el cauce del barranco de la Sierra, justo antes de su unión con el barranco de la Nata.
Vadearemos ambos cauces y comenzaremos a subir hacia el pueblo de Los Molinos. Las últimas lluvias que ha dejado la borrasca Gloria (enero 2020) han cargado los arroyos hasta los topes y cruzar estos barrancos se convierte en una pequeña aventura donde es imposible no mojarse los pies…
Un viejo camino de herradura entre muros de piedra seca nos conducirá hasta el pueblo de Los Molinos. El camino no llega a entrar en él y deja sus casas a mano izquierda.
Cien metros más abajo de la Iglesia de Los Molinos sale el sendero que conduce al Monasterio de San Beturián, muy bien señalizado. Lo tomamos.
Cruzaremos el barranco del Trucho y pasaremos junto a un molino rehabilitado. La senda comienza a subir metros poco a poco. Tras cruzar un nuevo barranco, veremos el pequeño núcleo de La Muera. Apenas son cuatro o cinco casas y alguna nave para el ganado.
Sin apenas detenernos, giraremos a la izquierda y tomaremos una nueva senda que vuelve a subir de forma decidida. La torre de la iglesia del monasterio aparece al fondo a mano izquierda. Una fuerte subida por una senda algo desdibujada nos hará sudar la gota gorda hasta alcanzar una pista ya a la altura del monasterio. Giramos de nuevo a la izquierda y llegamos al Monasterio de San Beturián.
El monasterio permanece cerrado en invierno aunque podrá visitarse en primavera. Echamos unas fotos de su torre y volvemos a la pista. Allí mismo está el cartel que indica el inicio de la senda a la ermita de Espelunga.
La senda asciende por una zona de areniscas y pronto se vuelve casi plana. Dejaremos a mano izquierda la pequeña ermita de San Antón y el cerro Castellar (1302 metros) donde pastan tranquilamente las ovejas.
La senda llanea y se introduce en un bonito bosque de encinas. Subiremos metros poco a poco y cruzaremos un barranco hasta comenzar la verdadera subida a la ermita. Un fuerte zig-zag donde ganaremos bastantes metros de desnivel.
Llegaremos hasta unos viejos muros que hacían las veces de corral para caballos y mulas. Allí la senda gira a la derecha y comienza a hacer retuertas por una zona algo más escarpada hasta dejarnos en la Ermita de la Espelunga (1350 metros), mimetizada con los escarpes de la Sierra Ferrera.
La ermita se compone de una construcción ya sin tejado que era la casa del ermitaño y de la propia ermita encajada en una cavidad de la montaña. La ermita ha sido rehabilitada recientemente. Tiene una cúpula blanca y un retablo pintado, muy sencillo, que imita el retablo original que fotografió Lucien Briet en 1911.
Nos comeremos el bocadillo fuera de la ermita en un pequeño balcón con unas vistas muy bonitas del valle de la Fueva.
Con las energías repuestas, comenzamos el descenso. En apenas media hora estamos de nuevo en San Beturián. Ahora toca coger la carretera que, en menos de dos kilómetros, nos permite alcanzar la aldea de Oncins.
En este tramo de carretera, veremos la ermita del Pilar, tradicional lugar de inicio de la ascensión a la Peña Montañesa.
En Oncins no nos detendremos, pues el día es corto. En la calle principal, a mano derecha, veremos un cartel que indica el desvío a Torrelisa (no confundir con el sendero que conduce a la Collada y a Ceresa que comienza apenas 50 metros más arriba).
La senda a Torrelisa desciende levemente. A mitad de camino, cruzaremos un pequeño barranco y enseguida alcanzaremos el merendero que se encuentra a las afueras del pueblo.
Merece la pena detenerse en el merendero y echar la vista atrás. Seguramente, Torrelisa será el pueblo con mejores vistas de la Peña Montañesa.
Ya dentro del pueblo, podremos callejear un poco. Son pocas calles, pero mantienen el encanto de los auténticos pueblos pirenaicos donde el turismo no ha hecho destrozos.
A la salida del pueblo, comienza una pista con un cartel marrón y rojo que indica «Soto – Pueyo por Planillé«. Es una de las indicaciones de las rutas de Zona Zero. Tomaremos el desvío.
La pista se transforma pronto en senda y desciende unos cuantos metros por una ladera de matorral y monte bajo hasta alcanzar la pista que nos conduce al Cuello Planillé, collado que da acceso a El Pueyo de Araguás.
En el collado tenemos dos opciones, ambas nos llevan al Pueyo. El camino de la izquierda es más largo, pero más bonito. El camino de la derecha es más corto, pero más feo, al discurrir justo por debajo de la línea de alta tensión. Además nos deja en la carretera a un kilómetro del pueblo.
Tomamos el camino de la derecha, pues pronto se hará de noche. Descendemos por el pinar, dejando a mano izquierda un profundo barranco. Pronto conectaremos con la carretera y no tendremos más que ascender a El Pueyo de Araguás, ya sin pérdida.
Ruta muy sencilla y agradable para un día de invierno. Puede alargarse o acortarse al gusto de cada uno. Hay muchos senderos señalizados en esta zona del Sobrarbe y muchas opciones, casi todas de gran interés.
Nota: las fotos que acompañan a la reseña son de dos excursiones idénticas en días diferentes, una en diciembre de 2013 y otra en enero del 2020.
Datos técnicos
Distancia recorrida: 21 kilómetros
Desnivel positivo acumulado: 950 m+
Tiempo neto: 5 horas
Fecha de realización: 25/01/2020
Cartografía: Sobrarbe Central. Escala: 1:40000. Editorial Alpina.
PENÍNSULA BLOG 
Deja un comentario